Siempre me gustó pensar que un vino rico o desagradable depende en gran medida del contexto en el que se lo beba. Buena compañía buen vino – Mala compañía mal Vino, simple.
Sin más, detallo:
1.- TRAPICHE 120 AÑOS, vino que fue diseñado, creado, hecho o simplemente elaborado como un homenaje a la bodega que le dio origen, y lo consigue. Todas las variedades de uvas que en ella se producen contenidas en un solo corte, ensamblados en una botella y vinificadas por la mano maestra de su enólogo, demuestra lo bueno que es, a veces, dejarse llevar por el sentimiento.
Excelente color, nariz compleja, cuerpo, llena la boca, largo, intenso que entrega un perfecto equilibrio en su final, no hay aristas que perturben el disfrute al que uno se entrega al beberlo.
Menú: Chorizos, morcillas sobre tostadas con ajíes en vinagre, costillar de ternera, ensalada de papines y tiramisú de postre.
2.- FINCA LA ANITA SYRAH 1999
Cuando uno se encuentra con amigos, que mejor que disfrutarlo haciendo lo que más nos gusta, comer y beber, describo, chorizo, morcilla, molleja, provoleta, asado, vacío y el mencionado.
La palabra que mejor define a este vino es evolución, la cual se nota en todos los aspectos, vista, nariz, boca y final. Aromas terciarios bien desarrollados sin tapar algo de la fruta madura que aún se nota, boca y final complejo, 10 años de reposo bien cuidado hacen maravillas. Uno no encuentra las palabras para describirlo, ninguna frase de los new wine charlatanes le haría justicia. En estos casos lo que más se valora es encontrar en la mirada de los amigos que comparten la experiencia y repetir al unísono “que buen vino!!!”, créanme que en ambos casos esto fue lo que sucedió.
Reuniones, comidas, buen vino, Amigos, Iris a mi lado, todo esto tiene un motivo y es que estamos esperando nuestro primer hijo.
Así que la felicidad en este caso en particular es completa.
Salud!!!
Dwine.
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