domingo, 30 de marzo de 2008

Cafayate I

Les había prometido escribir sobre nuestro viaje a Cafayate - Salta, bueno aqui lo tienen. Donde? Aca!

Ahora que les quedó claro, le comento que al viaje lo voy a dividir en dos partes, en la primera me voy a referir al lugar donde nos hospedamos y los vinos de Cafayate. En la segunda especificamente al paisaje.

Salimos de Salta a las 7:00 AM y como de costumbre llovía, nos esperaban tres horas de viaje hasta nuestro destino, por lo que nos armamos de paciencia y a disfrutar del viaje, lo interesante es que al entrar en la quebrada de Cafayate o Quebrada de las Conchas, en algunos lugares llovía y en otros no, lo cual nos llenó de optimismo pensando en que ibamos a tener buen tiempo. Llegamos a nuestro destino y fuimos a la plaza principal, donde nos sacamos la foto siguiente.
Desde allí tomamos un taxi hasta el hotel donde nos quedaríamos por lo próximos tres días, les adjunto la web para que lo vean, contrario de lo que parece tiene una de las mejores relaciones precio/calidad.


Una vez instalados nos sentimos en el paraiso, la vista de los viñedos es maravillosa, tienen tres variedades, Cabernet Sauvignon, Malbec y por supuesto Torrontes. La forma de conducción de las vides es parte en parral y parte en espaldera, el riego es por asequia.







El restaurant del hotel es excelente, se come realmente muy bien, pocos platos pero todos preparados con una atención especial. Luego de dormir una siesta fuimos, por consejo del mozo que nos había atendido, a visitar la bodega de José Luis Mounier, quien fue durante 18 años fue el enólogo de la Bodega Etchart.





La bodega es pequeña pero con un cuidado especial por la cosas que hacen al ambito donde se encuentra, no modificaron su entorno con lo cual hay riquezas arqueológicas de los diaguitas calchaquies que ocupaban la zona hace muchos años, tales como, morteros comunitarios, paridoras y terrazas para cultivos. Tienen 20 hecareas, 11 en producción y elaboran en una forma artesanal pero con un profesionalismo envidiable 50000 botellas al año de las cuales 8000 son de su vino de guarda (José L. MOUNIER - Reserva, es un corte de Malbec con un toque de Cabernet Sauvignon y Tannat, el que me regaló Iris es 2005 botella Nro 2163). El resto se divide en vinos jóvenes, Torrontes, un Rosado de Malbec y un corte de Cabernet y Malbec llamado Finca Las Nubes, probamos el 2007 y es excelente.


El torrontes, casi el emblema por excelencia de Salta, en un primer momento no me gustaba, prefería otro estilo de vino blanco como por ejemplo el Sauvignon Blanc o el Chardonnay, pero seguí probando los distintos tipos de torrontes y sus combinaciones con las comidas y bueno ahora no puedo comer una empanada salteña si no la acompaño con torrontes.
Los días transcurrieron durmiendo, comiendo, tomando vino y caminando por los viñedos. Todo lo bueno se termina, pero sobre todo la guita para pagarlo, dejamos Cafayate con la profunda convicción que vamos a volver.


Salud!

lunes, 24 de marzo de 2008

Vacaciones en Salta II

Continuando con el recorrido luego de ir a Cachi, decidimos contratar la excursión para ir a Jujuy y desde allí recorrer los pueblos de la de la denominada Quebrada de Humahuaca, Tilcara, Punmamarca y Humahuaca. Partimos desde Salta a las 7:20 hs, llovía, recorrimos los 90 km del camino de cornisa por la selva de las yungas hasta Jujuy, el camino es hermoso, la densa vegetación no nos impidió ver un servatillo. Después de atravezar la densa selva y salir de Jujuy el paisaje cambia, se hace más árido y se empiezan a ver los colores de los cerros, es un espectáculo hermoso. La aridez del suelo, los cardones y los colores del cerro, no hay foto que le haga justicia.


En Punmamarca vimos el cerro de los siete colores, es una vista espectacular, sobre todo por el marco que le dan los cerros que están por detrás, el contraste es lo que hace que la panorámica sea más impactante.














En Tilcara fuimos a visitar el sito arqueologico llamado "El Pucará de Tilcara", se trata de una construcción en terreno elevado en plena quebrada desde donde los indígenas de la zona comunicándose con los demás puestos tenían el control de toda la quebrada. El lugar se caracteriza por tener una especie de dormitorios hechos de piedra con algunos patios comunes, además de encontrarse en las laderas varios cardones (según cuentan esto era porque comían la fruta del cardón y cuando iban al baño lo hacían allí, luego crecían las plantitas), como dato adicional puedo decir que los pucará son (para el que vió El Señor de los anillos) una especie de almenaras de Minas Tirith pero sin hobbits, orcos ni Gandalf.

Humahuaca es un pueblo hermoso, su iglesia, las calles y su gente, orgullosa del lugar en el que viven, allí almorzamos empanadas y tamales rellenos con charqui. Es un lugar que sus casas quedaron en el tiempo pero la verdad es que toda su gente, sobre todo los jóvenes comprenden la necesidad de educarse y dedicarse a lo que más le gusta, como ser turismo, música o aprender el oficio de artesanos del telar. Desde allí emprendimos el regreso a Salta, de paso nos detuvimos en un pueblo con una iglesia muy modesta, pero que dentro de ella guardaba unos frescos de la escuela cusqueña de arte del siglo XVII.
Bueno amigos, estamos saliendo para Cafayate, pero eso se los cuento la próxima.
Salud!